miércoles, 4 de mayo de 2011

LO DIVINO SE HACE TERRENAL


El tándem entre grandes firmas y cadenas de
ropa low cost vive su momento de máximo esplendor.

Nos hemos pasado el año viendo como
H&M colaboraba con unos y con otros y viceversa,
porque aquí todos salen bien parados.
En el caso de Lanvin para H&M, su publicidad
los delata. Saben que no es agradable llevar todos
lo mismo, por este motivo hacen sátira del
punto débil: claramente, la falta de exclusividad.
Banalizan el hecho de banalizar Lanvin, y
parece que les resulta. Aglomeraciones de madrugada
esperando a la apertura aún en 2010.
Lo etéreo para todos. Llegamos bien tarde al asunto,para
comprobar el fenómeno y sin pensar en
ningún momento en comprar. Queríamos estar, presenciar
y palpar para poder hablar. ¡No quiero
un Lanvin a medias! Ni con etiquetas Made in
China en una pobre cinta de raso que hace las
veces de cinturón y paga el pato.
Por otro lado, ¿es necesario bajar lo divino a la
tierra? Lanvin como cualquier otra gran marca
está rodeada y arropada por cantidad de atributos
que la convierten en lo que es, el detalle, la
elaboración, dedicación, artesanía, el mimo, el
diseño, la exclusividad, estas cosas entre otras,
hacen que la marca posea un aura y se vea idílica,
sublime. Todo esto es la marca.
Lo que hay en H&M es la firma al 30%, sólo es
diseño, y Lanvin sin todo su séquito de atributos
no es Lanvin. Se nos ocurre que ya encontraremos
lo poderoso en cualquier rincón vintage de cualquier
parte del mundo. Esto sí es exclusividad.


    

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