El Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) de España llega a la siguiente conclusión: Alterar los ritmos circadianos, especialmente en la infancia, podría favorecer el sobrepeso. Y viceversa, la obesidad incrementa el riesgo de sufrimiento de trastornos del sueño tales como el insomnio, los ronquidos, la apnea o el sonambulismo.
Una elevada proporción de los niños obesos presenta una disminución en las horas de sueño por diversas causas (fisiopatologías, televisión, videojuegos, Internet…). Los últimos estudios demuestran que dormir una hora más por la noche ayudaría a controlar la obesidad infantil y las patologías asociadas a ésta
Por otra parte, otro estudio (Universidad de Stanford) nos revela que las personas que duermen de media menos de 5 horas, comparadas con aquellas que duermen 8, producen mayores niveles de grelina y un descenso en los de leptina, estas alteraciones se traducen en un incremento del apetito, especialmente por alimentos hipercalóricos y ricos en hidratos de carbono, para intentar así suplir la energía que no se recuperó por el déficit de sueño. Todo esto se traduce en una sobrealimentación, y como consecuencia lógica, aumento de peso.
Basándose en estos datos, el CIBERobn determina que tendemos a comer más cuando no dormimos bien, a demás los trastornos del sueño modifican los mecanismos de control del apetito y la actividad física, repercutiendo en un aumento de los acúmulos de grasa y por ende en ganancia de peso.